Guillermo Páez también apuntó contra la fiscal a cargo de la investigación. Dijo que la letrada y el efectivo se presentaron en el penal y le requisaron sin orden judicial su celda. Refirió que el policía lo intimidaba para que le diera nombres.
Guillermo Páez, el único acusado por el asalto en el que mataron a Mafalda Sánchez, pidió la palabra en la audiencia de este martes del juicio en su contra. Decidió hablar en medio de la declaración de un policía que realiza averiguaciones de calle para el departamento de Homicidios de Villa Mercedes. El imputado señaló que ese efectivo lo amenazó en diversas oportunidades y hasta fue al penal, en compañía de la fiscal, para requisarle la celda, sin una orden judicial. Lo amenazaba, según él, para que “colaborara con la causa” y le “diera nombres”.
Contó que denunció a ese policía, de apellido Ortiz, y a la fiscal Daniela Torres por esos hechos. Páez dijo que, antes de ser detenido e imputado por el crimen, los policías “hicieron un circo” y lo llevaron hasta la comisaría del barrio Jardín del Sur. Allí, sin avisarle por qué lo habían demorado y qué causas investigaban, lo revisaron y le levantaron la ropa, aseveró.
“Apareció Ortiz y empezó con amenazas. Me decía que tenía que colaborar y yo le dije todo lo que había hecho ese día y que iba a colaborar”, relató y aseguró que hasta le dio la mano al policía.
Señaló que luego lo trasladaron a la comisaría del barrio Eva Perón. Afirmó que allí Ortiz “apareció con un teléfono” y le mostró un video en el que Páez compraba bizcochos en una panadería. El acusado dio a entender que el policía le exhibía la filmación para que estuviera al tanto de que conocían sus movimientos.
“Me seguían molestando. Me decía que colaborara con ellos o que iba a quedar pegado. Hacían del policía bueno y el malo. Esas pavadas que hacen ellos”, comentó.
Aseguró que a fines de octubre pasado, cuando ya estaba imputado por el “Homicidio en ocasión de robo” con prisión preventiva, Ortiz fue hasta el penal de San Luis y llegó hasta su celda. “Me dijo: ‘mirá hasta dónde te estamos siguiendo’ y la fiscal Torres estaba en el comedor, escondida. Nunca se dirigió a mí”, afirmó.
Dijo que, después de requisar su celda y no secuestrar nada, lo llevaron hasta la oficina del director del Servicio Penitenciario. Ahí, según Páez, lo esperaba Ortiz. “Volvió con las amenazas. Discutimos y le avisé que tenía abogado”, contó. Aseguró que Ortiz le contestó que eso no le importaba porque si no cooperaba la fiscal lo iba a meter preso.
Hacia el final, Páez señaló que en las audiencias nunca le dejaron “aclarar nada” y que si le hubiesen permitido hablar “tal vez no hubiéramos llegado a este juicio”. “Yo sé que tengo antecedentes, pero ya pagué y no por eso me van a involucrar”, remarcó.