Remarcaron que si bien la demanda no se redujo, los clientes cambiaron la modalidad de compra.
A tan solo una semana del último aumento del pan, los comerciantes comenzaron a sentir las repercusiones en las ventas. Trabajadores y propietarios de panaderías locales aseguran que el consumo diario dejó de ser por kilo y que los clientes llevan porciones más pequeñas. Los vendedores temen que haya un nuevo incremento en los valores en las próximas semanas.
El 3 de febrero, la Cámara de Panaderos de la ciudad anunció los nuevos precios, una escala que oscila entre los $100 y los $160, y en los negocios ya se percibe un pequeño cambio. “Se está haciendo difícil, pero lamentablemente nos estamos acostumbrando y la gente también. Por eso creo que las ventas no bajan, además el pan es de primera necesidad, lo vienen a buscar todos los días”, comentó Liliana Pisano, encargada de un local ubicado en Olloqui y Arenales, en el barrio Viva San Luis. La mujer señaló que desde hace unos días los clientes compran de a $40 o $50 pesos. “Tienen que llevarse algo sí o sí, más la gente que tiene muchos chicos o una familia grande”, opinó la comerciante que optó por expender el kilo a $100.
En un local ubicado entre Edison y General Paz, el panorama es el mismo. “Notamos que los vecinos de la zona son quienes más lo hacen. Si bien hay personas que vienen a comprar mucho porque estamos en pleno centro, los que viven por acá cerca eligen pedir menos productos y para el día”, dijo Estefani Escudero, una de las dueñas. El negocio que maneja junto a su esposo abrió las puertas hace unos meses y ya sintieron el cimbronazo del último incremento. “Tuvimos que modificar los precios porque era inevitable. Antes teníamos el pan a $120 y ahora está a $140, lo mismo con los bizcochos, cuando arrancamos los teníamos a $300 y ahora cuestan $50 más caros. Y son relativamente bajos los valores”, mencionó.
En algunas tiendas la suba no generó tantos altercados. Patricia Maldonado, empleada de una panadería ubicada en la avenida Presidente Perón y Arenales, indicó que no afectó mucho a las ventas. “Creemos que es porque estamos en una zona en la que pasa mucha gente y no hemos visto que haya decaído la cantidad de personas que entran a comprar. Pero sí que ya no se llevan tantas facturas, por ejemplo, sino que vienen por lo más esencial que son las flautas o los mignones”, añadió.
En cambio hay quienes lo perciben como una crisis. “No se puede trabajar así, todos los días aumenta algo. Ayer la margarina vino un 28% más cara. Se torna imposible”, reclamó Luciana, encargada de un comercio de la calle Pedernera al 1100.
El aumento también obligó a las panificadoras a modificar sus ofertas. “Hemos optado por vender en porciones y no por kilo para que la gente se siga dando un gusto. Esto en el caso de las tortas, los budines y el pan de leche que son los que más salen. Pero con el resto de los productos pasa igual”, mencionó Patricia, dueña de un tradicional local que funciona en Pueyrredón 948.