El capricho de Rodríguez Saá le salió muy caro a los sanluiseños, la FIFA no aprobó La Pedrera y la Provincia se quedó sin mundial. “Esta mal ubicado, mal diseñado y sobre todo mal pensado estratégicamente” fue la categórica respuesta del máximo organismo del fútbol sobre la decisión de no incluir al estadio de Rodríguez Saá en la nómina de campos de juegos en los que se disputará una de las categorías más importantes del deporte mundial.
Fue hecho por un capricho, por querer poner su marca en Villa Mercedes, así nació el estadio sin mundial. Arrancaba su nuevo gobierno y Alberto tenía que convivir con la gestión de Poggi, en Villa Mercedes La Rivera con el Puente Monseñor Miranda brillaban y el estadio Juan Gilberto Funes había ganado notoriedad nacional con partidos y campeonatos de relevancia. Frente a la necesidad de figurar e impulsado por los celos propios de Rodríguez Saá, malgastó millones de dólares en un estadio que lejos quedó de competir con el “Estadio Único Madre de Ciudades” de Santiago del Estero, que a la luz de los hechos costó menos dinero con mayor envergadura y estratégicamente ubicado, al tiempo que propiciaron el apoyo a los clubes locales con posicionamiento en la AFA.
En La Pedrera sucedió lo contrario, se le quitó el apoyo a los clubes, se desmembró una ciudad industrial y el sueño del turismo nunca llegó a ser realidad. Es más, el único equipo que brillaba en el Argentino B y podría ascender desapareció de la alta competencia. Juventud y Estudiantes en menos de 1 año descendieron del Nacional B, el propio Juventud peleó el descenso con Central Córdoba de Santiago del Estero; mientras el equipo Puntano está en el Argentino A, el Santiagueño se encuentra en la élite del Fútbol Argentino.
Hoy Santiago del Estero recibe un evento FIFA , turistas, y es el lugar favorito donde juega la Selección en el interior. El capricho más caro de la historia dejó a la provincia sin la relevancia futbolística que merece.