Si bien la situación varía según el establecimiento educativo y la subvención estatal con la que cuentan, a todos los une un delicado panorama que culmina dentro de las aulas.
La repercusión de la crisis económica atraviesa los más variados sectores y actividades, incluido la educación. Fruto del deterioro de los salarios y la alta inflación, los colegios privados de San Luis cuentan con un hasta 40% de morosidad en el pago de las cuotas.
El otro punto es que cada vez más familias deciden salirse de las escuelas de gestión privada y trasladarse a las públicas ya que no cuentan con los ingresos suficientes para afrontar las mensualidades.
Quien otorgó un pantallazo del actual contexto puntano fue la presidenta de la Asociación Civil de Instituciones Educativas Privadas (Aciep), Alejandra Malaspina.
El principal concepto que vertió fue que, más allá de que siempre existieron los retrasos de los pagos, en la actualidad la problemática es mucho más pronunciada.
“En la crisis que estamos viviendo se afianzó más la morosidad. Los papás están cada vez más complicados para pagar la cuota a término, esa es la realidad”, explicó.
A su vez trazó un paralelismo con periodos anteriores: “Antes había morosidad, pero no tan profunda como ahora, no hay punto de comparación. Antes se podían sustentar los colegios, ahora estamos muy complicados”.
La variante en el nivel de atraso depende de cada institución, pero la base es que el 20% de la matrícula presenta algún tipo de mora. También las facilidades de pago varían según la escuela.
“Los colegios están dando facilidades, tratan de ser ingeniosos. En un intento de no perder la matrícula, buscan formas de poder sustentarse y mantener la matricula”, agregó Malaspina.
Señaló que las familias tienen predisposición para pagar las cuotas, pero la pérdida de poder adquisitivo frente a la alta inflación complica esta posibilidad.
Todo esto deriva en una situación: el descenso de la matrícula.
Según reveló Malaspina, en un año la cantidad de estudiantes cayó en un 30% en promedio.
“A muchos padres se les complica y deciden ir al sistema de gestión pública. La matrícula cayó y las escuelas públicas no tienen espacio porque están desbordadas”, puntualizó.
A este panorama, se suma el “injusto” reparto de la subvención estatal por parte del Gobierno provincial. Algunos establecimientos llegan al 90%, mientras que otros directamente no reciben, de acuerdo a Malaspina.
“La institución que recibe este concepto está más a salvo que aquel que no tiene nada. Para aquellas que no reciben ningún tipo de ayuda la situación es aún más complicada asumiendo el pago del alquiler, los sueldos, la infraestructura, etc”, dijo.
Las cuotas de los colegios privados que no están subsidiados pueden superar los $50 mil, mientras que las que no, pueden variar desde los $25 mil.
El próximo paso se encuentra en una nueva suba de los valores. Será del 10% (la actualización se rige, generalmente, con los aumentos salariales de la administración pública).
Así Malaspina pone sus esperanzas en que la situación mejore: “Lo ideal es que baje el grado de inflación y que el Gobierno haga equidad en la subvención. No nos han recibido en ningún momento. Hemos pedido audiencias, pero nunca nos respondieron. Esperemos que el próximo Gobierno nos reciba y tener una mejor relación”.