La tendencia de 3 puntos se mantuvo hasta el final, marcando el triunfo de Martín Llaryora del peronismo ante Luis Juez de Juntos por el Cambio.
Hubo demoras en las cargas de algunas escuelas por problemas de conexión y eso generó que el conteo de votos tenga que ser en forma manual. El 85% de las mesas se escrutaron a un ritmo parejo pero después el conteo se frenó. Pocos minutos antes de la 1 de la mañana Juez salió a hablar y se quejó. “El partido no está terminado”, aseguró. Sin embargo, dejó entrever que la derrota es inevitable.
En cambio Llaryora se autoproclamó ganador en base a los datos de las mesas testigos de Hacemos unidos por Córdoba. “Tenemos 50.000 votos de diferencia. Todo el mundo tiene las actas y sabe que la tendencia es irreversible. Dentro de pocas horas vamos haber ganado la gobernación de la provincia”, explicó pasadas las 2 de la mañana.
Si se confirma la diferencia que hay con el 95% de las mesas escrutadas, el actual intendente de Córdoba capital será el representante la séptima etapa de gestión del espacio político que fundaron José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. Durante la madrugada la diferencia se mantuvo en menos del 3% de los votos.
Con diferentes nombres de frentes pero con la misma línea ideológica, el peronismo comenzó a gobernar la provincia en 1999. Desde ese entonces ha retenido el control del Poder Ejecutivo y se ha hecho muy fuerte en las elecciones donde se elige al gobernador. No así en las legislativas, donde siempre le ha costado más lograr un buen resultado.
En los días previos a los comicios y durante toda la jornada del domingo Llaryora y sus principales funcionarios estuvieron tranquilos sobre el resultado que iban a obtener. Estaban confiados en que iban a ganar con una distancia no menor a 4 puntos ante Juez, el candidato que logró que Juntos por el Cambio se unificara detrás de su candidatura. La proyección fue demasiado optimista.
Una hora y media después del cierre de los comicios la Justicia Electoral cargó los primeros datos, con un 4% de las mesas escrutadas, y la tendencia marcó un triunfo de Luis Juez por 7 puntos. Esa información generó un estallido en el búnker de Juntos por el Cambio, donde desde temprano advertían que la elección iba a ser muy pareja.
Rápidos de reflejos, en el hotel Quorum, donde el peronismo se reunió para esperar los resultados, uno de los principales funcionarios del gobierno municipal salió a explicar que se habían cargado los primeros votos de Juárez Celman, La Falda y Carlos Paz, todas ciudades donde el oficialismo esperaba perder. Con el pasar los minutos la tendencia se revirtió y la tensión empezó a bajar.
Cuando iba el 50% de las mesas escrutadas la pelea era voto a voto. En el entorno de Llaryora aceptaron que, a esa altura del escrutinio, el resultado era más ajustado de lo que esperaban y daban cuenta de que Juez había hecho una buena elección en toda la provincia.
En el búnker del peronismo la tensión creciente por los resultadas era matizada al ritmo del cuarteto. Como si la tendencia positiva que tenían en el centro de computos peronista fuera el resultado final. “La elección es pareja, pero estamos muy tranquilos”, aceptó un funcionario cercano a Llaryora.
Juez buscó dar el batacazo con la idea de que era necesario un recambio de fuerzas políticas en la gobernación. Cambio de aire. Trabajó para que Juntos por el Cambio no se fraccione como había pasado en las últimas elecciones y se apoyó en el ala dura del PRO -especialmente en Mauricio Macri y Patricia Bullrich- para hacer fuerte su candidatura con respaldo nacional. Fue su tercer intento de después del 2007 y 2011. Por ahora, la tercera no fue la vencida.
La decisión del actual senador nacional de nacionalizar la elección fue festejada por el peronismo cordobés, que siguió el camino contrario y buscó, desde un primer momento, provincializar al máximo los comicios. Aún así creen que el contexto económico nacional y el hartazgo que se percibe en la gente respecto a la política fue determinante en la baja participación electoral, que no llegó al 70%. “La crisis nacional nos pasa la factura a todos”, se sinceró uno de los armadores del espacio.