Cadena del Interior

sábado 27 julio, 2024

ENTRE EL «VOTO GRATITUD» Y EL DESEO DE CAMBIO

Nunca antes, como en el actual proceso electoral, se ha podido apreciar tanto nivel de incertidumbre en cuanto al resultado. Simétricamente, tampoco tanto desconocimiento del electorado en torno a qué se vota y al funcionamiento del sistema electoral de lemas. Quizás esto último explica las razones por las cuales, a 48 horas del comicio, un porcentaje elevado de votantes (algunos dicen 20/25%) aún se reconoce indeciso –o no contesta- frente a las múltiples opciones electorales.
La ansiedad de muchos no la han podido satisfacer las encuestas, herramienta útil en diferentes campos, pero que vienen siendo objeto de severos cuestionamientos en los últimos años a partir de sucesivos yerros en sus pronósticos, tanto a nivel nacional como inclusive en la provincia. En esta coyuntura, difícilmente consigan recuperar la estima perdida; no tanto por defectos técnicos, sino por dificultades que presenta el propio instrumento (cuestionario) ante tantas opciones (en la categoría de intendentes/legisladores) y la ignorancia/confusión que padece el grueso de los electores, cuyas preferencias se intentan interpretar y medir.
Frente a este contexto volátil, los encuestadores se las han visto en figurillas para intentar explicar resultados contradictorios en los informes que ofrecen a sus propios contratantes. Sucede que cuando consultan respecto a preferencias por los candidatos a gobernador obtienen un resultado, pero cuando miden la categoría intendente, la suma de sublemas arroja uno opuesto.
Así de incierto es el panorama acerca de lo que puede acontecer este domingo 11, cuando se juega la continuidad o no de un modelo político e institucional de gobierno que celebra –al igual que la democracia- 40 años de existencia.
OFICIALISMO
Desde el oficialismo se ha llevado adelante una campaña extremadamente “generosa” en el ofrecimiento de créditos y/o subsidios. Segmentando la sociedad en sectores específicos –comercios, emprendedores, egresados, deportistas, jóvenes, empleados públicos, comunicadores, etc.-, desde el Estado provincial se puso a disposición el acceso a un monto crediticio a tasa cero o ayudas no reintegrables, para que cada uno “pudiera cumplir sus sueños”.
A diferencia de otras oportunidades, en este proceso todo se hizo en un marco de «transparencia», con profusa promoción y dentro de los plazos permitidos. Nada que pueda tacharse de ilegal. Aunque a muchos pueda merecerle reproches éticos esta metodología, por aquello de la utilización de recursos públicos para obtener favores electorales, en tiempos de pronunciadas carencias eso puede tener lugar en el discurso de la oposición, pero nunca frenar el deseo de acceder a la ayuda por parte de quien la necesita.
El cálculo de esta inversión es imposible de mensurar. Al igual que sus efectos en la mente de los beneficiarios, a la hora de manifestar su preferencia electoral. Podrá corroborarse únicamente cuando se abran las urnas.
Tras proponer un candidato “pueblerino” y poco conocido, Jorge “Gato” Fernández, el oficialismo logró a partir de una descomunal instalación digital, que su cara y pseudónimo pasaran a “familiarizarse” en la mente de los electores. Pero, nobleza obliga, el gobierno también pudo culminar la ejecución de una batería de obras públicas en toda la provincia, en cuya inauguración también sumó a su candidato, tal como hizo la oposición con los suyos, en los distritos en los que gobierna.
OPOSICIÓN
Por su parte la oposición ha logrado, gracias al mismo sistema electoral de lemas que tanto cuestionó, presentarse “unida” como nunca antes, bajo el indudable liderazgo del ex gobernador Claudio Poggi.
A la estrategia “Un Mundo Felíz” (Aldous Huxley Dixit) que plantearon los cerebros electorales de Terrazas del Portezuelo, le contrapuso una férrea campaña de denuncias por desmanejos en las cuentas públicas, supuesto enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios y, últimamente, costosos contratos por asesorías con renombrados candidatos, entre los cuales se encuentran el ex intendente y candidato Enrique Ponce y el mismísimo Jorge Fernández.
Acostumbrados como estamos al imprevisible comportamiento de la sociedad, habitualmente consumidora de sapos más grandes que el mástil de Toro Negro, vaya uno a saber cuánto impacto ocasionaron estas denuncias. Más parecen servir para consolidar el resentimiento presente en el voto consolidado, que para influir en el direccionamiento de los supuestos indecisos.
Poggi además, llevó adelante una intensa campaña en dos andariveles: en forma personalizada, recorriendo la mayor parte de la provincia y manteniendo reuniones con diferentes sectores; pero también de modo digital, sosteniendo encuentros con dirigentes, militantes y pobladores de los distintos departamentos, para elaborar la génesis de su propuesta electoral y concluirla en distintos foros presenciales departamentales.
Después de sucesivas elecciones que le permitieron un sostenido crecimiento e instalación de su figura como principal opositor, llega a este turno electoral liderando un conglomerado de partidos con los que confía alcanzar una clara victoria. Tal vez como “defecto profesional”, este contador saca cuentas y advierte que, matemáticamente, es improbable que esta vez se le escape el triunfo. Pero sabe, también, que la política no es una ciencia exacta. La pesadilla de lo ocurrido en 2017 fue un pesado aprendizaje de lo que puede suceder cuando se baja la guardia. Por eso insiste, y reclama, seguir trabajando hasta el último minuto y se niega a compartir con los suyos las encuestas que le acercan. Por más alentadoras que estas parezcan.
INCERTIDUMBRE
En este contexto de incertidumbre que se vive en la previa, ¿Vos cómo la ves, quién crees que va a ganar?, se volvió la pregunta más recurrente de la última semana.
Algunos, por sana curiosidad. Otros, en busca de corroborar creencias o deseos propios. Sea como fuere, la pregunta repetida hasta el hartazgo desnuda las dudas de una sociedad sumida en la más absoluta incerteza. Encima, como para colaborar con la confusión, ambas opciones le proponen apoyar el cambio. Sí, hasta esa remanida y devaluada palabra es igualmente compartida por unos y otros. Los que pretenden seguir, para aprovechar las “bondades” del exitoso modelo, aunque prometiendo corregir sus defectos. Quienes desean volver, jurando honestidad y eficiencia futuras, atributos que acusan ausentes en los que están.
Asumiendo el riesgo de la simplificación, tengo para mí que este domingo el sentido del voto oscilará, y dependerá, de dos elementos que -a esta altura- escapan al dominio de los propios contendientes, más allá de haber sido quienes los generaron. ¿Predominará la gratitud de los electores por los favores recibidos (y la posibilidad de poder concretar los “sueños”)? ¿O los deseos de cambio de una sociedad abrumada por las preocupaciones, bastante frustrada y con ganas de sacudir su resignación?
Lo único tangible -indiscutible- es que asistimos a un escenario de brutal polarización. Lo que pese más en la conciencia de los electores al momento de expresar su preferencia será motivo de análisis para más adelante. Cuando algunos seguirán escribiendo en el muro de los lamentos y otros se encontrarán disfrutando el dulce néctar de la victoria.

Eduardo Gargiulo