Cadena del Interior

sábado 7 septiembre, 2024

LA OPOSICIÓN, ENTRE EL VOLUNTARISMO OPTIMISTA Y LOS DILEMAS REALES

Las sensaciones son muy buenas, el contexto nacional y provincial reclaman un cambio y entendemos que si conformamos un amplio Lema opositor las chances de ganar el 11 de Junio son muy firmes. Es el momento del armado del Lema, el cual pretende ser lo más amplio de toda la oposición que quiera ganarle al oficialismo que lidera Alberto Rodríguez Saá”.

La reflexión pertenece a un dirigente con fuerte predicamento de Avanzar, que supo tener responsabilidades ejecutivas y hoy actúa como uno de los hombres de mayor confianza de quien sueña con volver a calzarse la banda de gobernador.

La primera parte de su opinión es obvia: todo aquél que compite debe mostrarse optimista y confiar en que el triunfo es posible. O al menos expresarlo de ese modo al periodista que pregunta o al desconocido que intenta seducir. La segunda parte, en cambio, representa el verdadero desafío que tiene por delante Claudio Poggi: cómo articular un armado que potencie sus posibilidades, exprimiendo al máximo las prerrogativas que brinda la ley de lemas. Allí está la clave y, al mismo tiempo, la principal complicación.

NUEVO VIEJO ESCENARIO

Han transcurrido casi 37 años desde que en San Luis se aplicó, por primera vez en el país, este sistema electoral que es contrario a la simple pluralidad de sufragios. Donde cada partido o coalición se transforma en un lema, que puede tener varios sublemas; es decir, listas de candidaturas en los diferentes cargos ejecutivos o legislativos que suman a la canasta del lema. De tal modo que gana el lema –no el candidato- que colecta más votos.

Desde el oficialismo que lo propuso, argumentan la bondad del sistema en que favorece la economía de recursos porque se eliminan las PASO. De tal modo que en una misma elección el electorado de cada fuerza elige, en un único acto electoral, aquél candidato de su preferencia. Lo que se define como “doble voto simultáneo”. En la misma elección se vota a distintos candidatos de un mismo sector y, si el partido o alianza suma más que el adversario, gana la contienda y es ungido el postulante que más sufragios obtuvo dentro de ese espacio.

En la trinchera opositora, no obstante, fustigan que es una “trampa” urdida en el laboratorio del PJ, ante la carencia de un candidato fuerte. Destinada a inundar las mesas de votación con cientos de sublemas que le permitan multiplicar las boletas y ganar a partir de la cantidad y la confusión. Un ejemplo para que se entienda: si el PJ llevara cinco candidatos a gobernador, y en una localidad cada uno a su vez tuviera por ejemplo 5 candidatos a intendentes diferentes, y cada uno de ellos tuviera cinco listas de concejales, contaría con ¡25! boletas en la mesa.

Tomando en cuenta que cada lista debe presentar candidatos a gobernador y vice, 10 diputados provinciales titulares y 10 suplentes, intendente y vice, 7 concejales titulares y 7 suplentes y 3 tribunales de contralor titulares y 3 suplentes (en el caso de Villa Mercedes), cada sublema tendría un total de 44 candidatos y el lema 220. Si otro sector hiciera algo parecido, estaríamos hablando de ¡50! Boletas diferentes y 440 candidatos. Si hubiera un tercer sector …. (siga sacando cuentas) habría que juntar varias mesas para que se distribuya tanto papel. ¿Usted se imagina buscando un candidato a diputado o concejal? ¿Y el descalabro que puede resultar el escrutinio?

Para la amplia mayoría de la población el sistema es nuevo y pocos entienden su funcionamiento. Para quienes tienen formación política no. Está claro que quien mejores chances tiene de obtener dividendos de este despropósito es el oficialismo gobernante, que cuenta con la “logística” para propiciar este armado y, a su vez, financiar la participación de cada sublema.

Con respecto a este último dato, se suma un objetivo: capturar la mayor parte de los más de 20 mil votos en blanco que se registraron en la última elección. Algo que podría conseguirse con el operativo «Mundo Feliz».

RETO E INCERTIDUMBRE

A simple vista puede parecer simple jugar este juego: generar infinidad de sublemas, para que de ese modo se colecten más votos para el lema (frente). Pero la realidad presenta otras complejidades que le están agregando algunas arrugas a la frente de Poggi, y que escapan a su dominio.

Desde el año pasado se le están exigiendo definiciones en cuanto a la estrategia electoral y las reglas de juego que se acordarán en el armado opositor. Consiguió hasta ahora dilatar los tiempos, pero el calendario electoral ya está corriendo y el nerviosismo va en aumento.

Repasemos las fechas: el 12 de marzo deben presentarse los lemas (partidos, frentes o alianzas) ante la Justicia Electoral Provincial. Luego llega el turno de la inscripción de sub lemas: 22 de marzo, que deben ir acompañados por al menos 200 avales. Finalmente, el 2 de abril es el plazo máximo para conocer los nombres de quienes irán por la Gobernación de San Luis para el período 2023/2027.

En síntesis, desde este jueves restan 50 días de plazo en los que se debe debatir, acordar y firmar el acta constitutiva del frente o alianza, para lo cual previamente se deben haber consensuado las condiciones para la inscripción y competencia de los diferentes sublemas. Discusión que no se da solo al interior de cada fuerza, sino entre los numerosos espacios que conforman el universo de la oposición, diferentes cada uno de ellos en volumen, apetencias e historia.

A estas dificultades se añaden las dudas que presenta este sistema y su compatibilización con la legislación que regula el cupo femenino. Por caso, teniendo en cuenta que “sí o sí” una mujer debe encabezar las listas, algunos dirigentes analizan que existe la posibilidad de que la mayoría de las candidaturas expectables terminen integradas por mujeres, si la diferencia entre los sublemas fuera estrecha.

Un conocedor lo explicó de esta manera: “Imaginate que el sublema ganador impone a su primera candidata mujer. Si al aplicar el sistema proporcional (D´hont) no duplica al segundo, en ese lugar también va una mujer. Y que a su vez el ganador tampoco logra duplicar al tercero; en ese lugar también va una mujer, que es la que encabeza el sublema… Eso sería inconstitucional, porque contradice la paridad de género, que protege a ambos sexos, no solo a las mujeres”.

Más allá de esta nebulosa, que seguramente el oficialismo deberá aclarar a través de un decreto complementario, en el poggismo hay otra cuestión que lo desvela: cómo hacer para que surjan otros candidatos alternativos que puedan sumar sus propios armados electorales, de tal modo que se produzca una competencia que acerque más votos al lema opositor.

“Todos quieren ser candidatos a diputados o concejales, pero colgados de Claudio. Nadie se quiere jugar a gobernador y muy pocos a intendentes”, se quejan los armadores de Avanzar.

El verdadero reto que enfrenta el ex gobernador pone a prueba toda su experiencia e inteligencia: cómo construir un lema potente, integrando a todos los sectores, grupos y partidos, conjugando los intereses de cada uno y, al mismo tiempo, soportar las presiones de sus propios dirigentes y militantes, que tienen legítimas aspiraciones y observan con preocupación que deberán competir en igualdad de condiciones con otros espacios, compartiendo a su líder como candidato a gobernador.

DESCONFIANZA RADICAL

En este contexto, desde Avanzar se impuso como condición para ingresar al frente que cada fuerza deberá presentar su propio candidato a gobernador encabezando un sublema, sin posibilidad de listas cruzadas, imitando la estrategia lógica que ya está empleando el oficialismo. Pero a diferencia de éste, en la oposición no surge nadie y muchos salieron a cuestionar este requisito.

Por caso, los principales dirigentes del más que centenario partido se encuentran procesando esta imposición y temen encontrarse ante un callejón sin salida. Hasta el momento no surge ninguna figura dispuesta a asumir el “sacrificio” de encabezar una postulación a la gobernación, enfrentando a Claudio Poggi. Algunas versiones la ubican en ese rol a Claudia Rocha, otros a Belgrano Rawson, pero ninguna fuente acepta corroborar la veracidad de dichas postulaciones.

Otros agregan que la UCR aceptaría armar su propio sublema pero condicionaría que se le otorgue la primera diputación nacional en las elecciones de octubre, algo que consideran «inaceptable» en el entorno de Poggi, que tendría reservado ese lugar para el intendente de la Punta, Martín Olivero.

El problema no es menor y resulta ciertamente dilemático: la UCR no posee un candidato competitivo. Si no obstante “fabricara” uno para cumplir con la condición del frente y poder integrarse, sus listas corren riesgo de perder estrepitosamente con Poggi y además “contarse las costillas”. Si no presentan uno, se quedan afuera del frente. Si armaran otra alianza opositora, corren riesgo de repetir la debacle del 2021 y obtener menos del 5%, frente a la polarización que se avizora…

Nunca, como en el presente, el radicalismo estuvo tan cerca de su extinción en términos de representación institucional. Le quedan – apenas – cuatro intendentes, 4 diputados provinciales y unos pocos concejales dispersos, todos los cuales intentan renovar y difícilmente lo consigan. Sucesivos errores llevaron al partido de Alem e Irigoyen a esta lastimosa actualidad.

Otras fuerzas menos extendidas, como el Partido Demócrata, el PRO, el GEN, el socialismo, partidos vecinales, ¿el adolfismo?, directamente se quedan fuera de competencia si no se les acepta armar un sublema llevando a Poggi.

VOCACIÓN DE PODER

Esto que podría significar una preeminencia bajo la mirada mezquina de la competencia interna, se transforma en una gran desventaja para el armado del frente opositor. En un escenario de paridad como el que pareciera existir, Poggi no puede darse el lujo de empujar al abismo a la UCR y a otras fuerzas menores, despreciando los 10, 15 mil o los votos que sean, y eso también lo sabe. Tampoco desea ceder a ninguna extorsión.

¿Cuál es la salida? Humildemente, quizás deberían analizar experiencias seguidas en otros distritos: Santa Fe, Chile, Uruguay, Brasil, por nombrar los más cercanos, que supieron construir más que alianzas electorales coaliciones políticas de gobierno.

Claro que no es fácil. Implica como mínimo acordar los principales lineamientos de un plan de gobierno, firmar un compromiso de distribución de espacios de poder y un acuerdo de gobernabilidad. Suena simple pero no lo es.

Para llegar a eso, previamente debe construirse una confianza que hoy no existe y sus principales protagonistas exhibir una gran dosis de sabiduría y generosidad, virtudes que escasean como el agua.

Parece que hay mucho tiempo hasta el 11 de junio, pero la realidad es que quedan apenas 50 días para saber si la oposición será capaz de superar sus propias contradicciones y conjugar las diferentes apetencias electorales, en pos del interés superior que dicen defender.

Hace falta mucha muñeca política, cierto desprendimiento, generosidad, astucia y vocación de poder.

Aquellos que dicen querer terminar con 40 años de un mismo régimen político deberán tener eso y un poco más. Así de difícil es la batalla que tienen por delante.

Eduardo Gargiulo.-