Diane y David Hayman (60) vivían en la tranquilidad de un pueblo ubicado a 90 kilómetros al sudeste de Londres. Pocas semanas después de haberse convertido en abuelos de una hermosa beba, la vida de la pareja cambió drásticamente. El hombre se acostó a dormir y, sin saber que estaba infectado, murió de Covid-19.
En cuestión de semanas, la vida de Michelle Hayman (37), una técnica oftalmológica de Herne Bay, se transformó por completo. La vida le dio el regalo más hermoso: Isabelle, su cuarta hija, que nació unos días antes de la fecha estipulada. Pero también debió lamentar la muerte de David, su padre, a raíz del coronavirus.
Mientras ella se encontraba en la clínica, con su hijita recién nacida, sus padres se encargaban de cuidar a sus otros tres hijos y de recibir anteojos en la óptica donde trabaja.
Pero algo no andaba bien. A principios de noviembre, David comenzó a sentir dolores en el estómago. Sin prestarle la debida atención, el hombre creyó que las molestias eran síntomas de un virus estomacal.
Una mañana, Diane se despertó y notó que su esposo aún estaba en la cama y que no se movía. Para su amarga sorpresa David había muerto mientras dormía. La autopsia determinó que tenía Covid-19. Ninguno de los dos sabía que estaban infectados.
“Tuvimos que convencer a mamá de que se dejara revisar al día siguiente en que papá murió. Cuando llegaron los paramédicos su nivel de oxígeno estaba tan bajo que nos aseguraron que de haberse quedado en su casa esa tarde también habría muerto”, aseguró Michelle en declaraciones que reproduce Kent Live News.
Con una suerte diferente a la de su esposo, Diane recibió el cuidado necesario para este tipo de casos y permaneció las dos semanas siguientes en el hospital William Harvey. Michelle les agradeció la dedicación y vocación a todos los miembros del staff que atendieron a su madre.