Eso declaró una mujer policía que atendió al acusado, la tarde del 26 de mayo de 2021. Otro efectivo contó que el exgremialista argumentó que “había tenido un incidente con su expareja y le había disparado”.

Entre los testigos que declararon en el segundo día del juicio contra Juan Carlos Solalinde estuvieron dos de los primeros policías que se enteraron sobre el femicidio de Johana Galdeano, la siesta del 26 de mayo de 2021. No se anoticiaron del crimen por un llamado al 911, como suele suceder, sino que el mismo acusado se presentó, minutos después del asesinato, en la conisaría del centro de Villa Mercedes y le contó al personal de guardia lo que acababa de hacer. “Le pegué un tiro, la maté”, le dijo a una mujer policía y luego, entregó el revólver que había usado y su celular.
Beatriz Suárez Algarañaz relató que ese día estaba de turno desde la mañana en la Comisaría 8ª. Refirió que entre las 15:30 y las 16, mientras tomaba un escrito en una de las oficinas de la seccional, escuchó que alguien llamó con un golpe en la mesa de entrada. “La jefa de servicio fue a atender y después volvió y me llamó”, señaló la testigo. Cuando Suárez Algarañaz fue hasta la mesa de entrada, detrás del mostrador, estaba Solalinde.
––Le pegué un tiro, la maté –le dijo.
––¿A quién le pegaste un tiro? –preguntó la jefa de servicio.
––A mi expareja –le respondió el acusado.
––¿A dónde está? –consultó la mujer.
“Mi jefa le preguntaba dónde estaba, pero él no daba un domicilio exacto, decía que era por calle Sarmiento”, comentó la testigo y describió que el imputado estaba muy nervioso. Minutos después, entró en la comisaría Gonzalo Estrada, quien se presentó como el abogado de Solalinde y se ofreció a indicarles dónde estaba el cuerpo de la joven.
Una vez en el galpón de calle Sarmiento, ubicado entre Nelson y Tallaferro, Suárez Algarañaz fue la primera en abrir el portón del lugar. “Cuando abrí, estaba la mujer (Galdeano) tendida en el suelo, boca arriba, a un metro de distancia de la entrada. Tenía un cuchillo en una mano y creo que un celular en la otra”, describió. Dijo que trató de tomar los signos vitales de la joven, pero no pudo hacer mucho más porque le dio impresión. “Esta chica está muerta”, le manifestó a su compañera y, de inmediato, pidieron refuerzos y la asistencia de una ambulancia del Sempro.
Richard Gil fue también uno de los primeros policías con quien habló Solalinde tras entregarse en la Comisaría 8ª. “Me dijo que había tenido un incidente con su expareja y le había disparado”, declaró y agregó que el exsecretario de la Uocra estaba en “shock, como bloqueado”.
En ese momento, el fiscal Ernesto Lutens le exhibió al testigo un vistoso revólver Mágnum plateado, calibre 357, para que reconociera si esa era el arma que el acusado dijo que había usado para matar a Galdeano y el comisario contestó que sí.
Cuando a Gil le preguntaron si conocía o había sentido hablar sobre Solalinde antes, respondió que sí. “Lo conocí por un episodio”, una causa de amenazas denunciada en la Comisaría 11, en 2018. “Era una causa en la que estaban involucrados dos vehículos, en el que uno había hecho amenazas con un arma de fuego a los del otro vehículo”, comentó.